Definiciones, redefiniciones, sin necesidad de definirse sino porque se quiere decir algo, primero a mí misma y después para que esa información salga de mí y vuele por aquí.
Y me defino como Emi. Lo he sentido de toda la vida. En mis quince años de vida italiana descubrí que adoraban mi nombre completo, porque es romano y aristocrático. Y ahí empecé a cogerle cariño. Igualmente siempre fui Emi. Y Emi es soñadora (aunque ya más capaz de tener los pies en el suelo ), luchadora, un espíritu libre, con fuertes ideales y con ganas de creer en la humanidad, a la que ayudo en pequeñas dosis y desde el alma.
De pequeña estaba en mi mundo y a la vez era sociable, estudiosa (algo que si dejo de ser será porque estoy mal), curiosa, sensible y amiga de todos los animales habidos y por haber. El pueblo se me hacía limitante, crítico, corto de miras, lento y poco atractivo. Algo que siempre me agradeceré es mi audacia y valentía para moverme, hacer lo que quiero, soñar en grande y para sentir que todo era posible. También me agradezco esa observación continua, que la vida me haya dado una tendencia al crecimiento personal desde pequeña y que no me canse, porque si me canso de escucharme, entenderme y ayudarme en mi propio camino de vida ya no podré sostener a los demás en esos pasos.
Han sido muchas Emis, muchas transformaciones, contextos y estudios. Mis amigos me dicen que he vivido muchas vidas en esta. La última fue al volverme a ese pueblo del que escapé 20 años antes. Volví sabiendo qué me movía, qué quería ofrecer, no cómo, ni con qué instrumentos, ni con qué aceptación pero sí movida por una fuerte intuición.
Soy terapeuta y cada día me encuentro con personas que se abren a mí, con sus problemas, bloqueos, preocupaciones y situaciones de vida. Algo está cambiando y se mueve. Las personas en este contexto rural empiezan a entender que sin autoconocimiento, sin gestión emocional, sin una consciencia del bienestar físico y sin una correcta interpretación de la mente es imposible que seamos felices.
Y ahí voy, itinerante, con charlas, ponencias, formaciones, sesiones, talleres…de pueblo en pueblo, viendo muchas caras diferentes, a las que agradezco su atención e ilusión.
La vida es nuestra responsabilidad. Ser felices, estar en donde queremos estar, cultivar serenidad y elegir a las personas adecuadas es nuestra responsabilidad. Entender que no todo dura para siempre es crucial, de la misma manera que si nos enfocamos en lo que no tenemos sufrimos amargamente. Hay ciertas normas de la existencia humana, y de ti en concreto, que si se aplican todo cambia.
Estoy aquí para ayudarte. #florece